sábado, 8 de diciembre de 2012

Para verlos… nos sobran los motivos (Serrat y Sabina, Quito Noviembre 2012)

A continuación la reseña de lo que fue el concierto "Dos pájaros contraatacan" de Serrat y Sabina. Muy bien escrita por Juan Sebástian Cevallos.

La noche del 30 de noviembre Quito revivió un espectáculo de aquellos. Con una introducción, un desarrollo y un conclusión impecables (emocionantes también queda); La orquesta del Titanic desembarcó en Quito. Dos maestros, en un dúo improbable, regresaron a la mitad del mundo después de 5 años, y levantaron a 13 mil “pájaros” en el Coliseo Rumiñahui. 

El buen saxofonista local Christian Hidrobo abrió el telón con una excelente, pero corta presentación, que se fue bastante aplaudida por ese público diverso que, impaciente, ya coreaba “¡Sabina!, ¡Serrat!”. Oscuridad. Gritos. Entre la emoción de los más entusiastas aparecen los dos pájaros en pantalla con narración de Marcos Mundstock de Les Luthiers. Son tan distintos y tan iguales. Uno tan metódico y otro tan desordenado. Nos hacen reír, pero sobre todo cantar.

Uno tras otro, los temas de su tremendo repertorio se suceden. La gente no se calla nunca; ellos tampoco. Es como un karaoke gigante en donde la lista de canciones es siempre 5 estrellas. Ellos juegan mientras el público se deja seducir por temas como “Y sin embargo”, “Mediterráneo”, “19 días y 500 noches”, “Princesa”, “Cantares”, “Más de cien mentiras” entre muchos más… ¡que repertorio! Es tan vasto y popular que no hay canción, ni siquiera del nuevo disco, que no sea coreada por el público quiteño. Son casi todas canciones inolvidables: clásicos de ayer y siempre.

 Separados son genios; pero juntos forman un dúo atípico-histriónico; que se acopla a la perfección: se dan el tiempo de conversar con la gente; de cargarse entre ellos (-¡No me hables cuando te interrumpo!-) y de elogiarse mutuamente también (-Serrat es un genio… una mezcla de Antonio Valencia y Julio Jaramillo-).

 Musicalmente los arreglos suenan muy parecidos a los de la anterior gira “Dos pájaros de un tiro”, pero a los que estuvimos en el 2007 no nos importa, y los que no los vieron juntos aquella vez disfrutan, entre lágrimas incluso, del talento del catalán y del de Úbeda.

La orquesta no se queda atrás; y de la mano de Ricardo Miralles y Pancho Varona, son, para los cantantes, como el hielo en un whisky on the rocks.

 Son más de dos horas y media de concierto. ¡Los aplausos son casi constantes! Cuando ya intuimos que está por terminar; van y vienen un par de veces, haciéndose desear, y ganándose la euforia popular del Coliseo Rumiñahui. Se despiden con “Hoy puede ser un gran día”; y seguro que lo fue. De la mano de estos maestros españoles, es imposible irse insatisfecho. Los pájaros contraatacaron, y el vuelo continúa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario